La parca no puede separar

Dicen que cuando una persona muere está en contacto permanente con sus seres más queridos, y eso lo puden llevar hasta el extremo de arrastrarte con ellos. Os contaré mi historia. Me llamo Jezabel, pero todos me llaman Jeza. Y tenía un hermano gemelo al que yo quería mucho, que se llamaba Aitor. Mi hermano tenía un ciclomotor, pero un día tuvo un accidente de tráfico y murió. Cuando me enteré, fue como si me arrancaran un trozo de mí de cuajo, y me pasé una semana entera sin poder levantar cabeza. Aquí empieza lo fuerte. Mi hermano venía en sueños a mí para decirme.

- Jeza, te echo mucho de menos aquí en el infierno, haz lo que sea para venir conmigo.

Yo le tendía la mano, y cuando estaba a punto de coger la suya, algo me tiraba hacia atrás y despertaba del sueño. Así fue hasta unos meses después, un día que nos llevaron de excursión al campo. En una parada que hicimos para comer, me fui a un barranco, con cuidado de no acercarme al borde, a hacer una foto. Entonces, algo me empujó hacia el barranco y me tiró por él. Recuerdo la caída, pero no cuándo caí al suelo. Cuando recobré el conocimiento, estaba en el mismo lugar del infierno que aparecía en mis sueños, y al lado estaba Aitor.

Dijo:

-Por fin estamos juntos otra vez.

- Te echaba muchísimo de menos. - dije yo.

Y nos fundimos en un gran abrazo.