viernes, 9 de septiembre de 2011

De cómo alegrar el día.


Hoy, he empezado una nueva etapa, aunque lo de nueva lo dudo ya que voy a repetir curso. Llego al instituto, temerosa de los compañeros que me pueden tocar. Miro a la derecha y a la izquierda. Nadie conocido. Me dirijo al salón de actos y tomo asiento. A mi lado, se sienta un chico, que, sorpresivamente, me saluda. Yo le respondo el saludo.

-¿Informática? – me pregunta.

-Sí. – le respondo.

-Pues ya nos veremos. –me dice.

Escuchamos toda la charla del director y nos dirigimos al aula. Maldita sea, todos los ordenadores están ocupados. Cojo una silla, y la pongo al lado de una chica, pidiéndole antes permiso para sentarme a su lado. Permiso concedido. Empezamos a copiar, y a ella no le da tiempo a copiar algo, y me pide amablemente que le deje copiar de de lo mío. A lo que accedo.

¿Será verdad eso de que puedes encontrar la felicidad en el sitio más inesperado?

2 comentarios:

Jesús Ricardo González Leal dijo...

¿Yo qué te dije sobre la felicidad y sobre lo de abrirte a nuevas personas? ^^ Ya verás cómo este año conoces a gente más madura. ;)

Shichi Omega dijo...

Eso es lo mas normal del mundo Susana, ya no somos críos, esa numeración de niños engreidos, que nos margino la vida en una vida pasada, ya no habran más... ahora encontraras a amistades mucho mejores, yo tambien los presiento ^^.